EXPORTACIONES INDUSTRIALES

Tras el bloqueo impuesto por Estados Unidos, la Unión Europea concretó la demorada baja de aranceles. No obstante, sus productores renuevan los reclamos.

Por redacción terminalC

Con la concreción de la demorada rebaja de aranceles por parte de la Unión Europea, a la que estaba obligada por una resolución de la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Argentina reanudó sus exportaciones de biodiesel a ese destino. Aunque la decisión fue bien recibida por los productores locales, no compensa el cierre del mercado estadounidense, como admitió la secretaria de Mercados Agroindustriales, Marisa Bircher.

“La recuperación del mercado europeo para la industria argentina es sin duda una muy buena noticia para el país. Esperamos la pronta implementación de la medida anunciada”, señaló Luis Zubizarreta, presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), que agrupa a las empresas AGD, Bunge, Cargill, Explora, Louis Dreyfus, Molinos Río de la Plata, Noble Argentina, Renova, Unitec Bio y Vicentin. No obstante, y en un comunicado difundido hace tres semanas, la entidad anticipó que continuará con sus acciones legales contra la Comisión Europea ante la Corte General de Justicia del bloque.

En 2013, la Unión Europea había resuelto aplicar derechos diferenciales de 24,6% en promedio por presunto dumping de las exportaciones de la Argentina, que inició por entonces un reclamo ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) y tres años más tarde obtuvo un fallo favorable del Órgano de Solución de Diferencias. En diciembre de 2016, las partes acordaron un “plazo prudencial” para la aplicación de las nuevas tasas, que debería haber vencido en agosto, pero se vio postergado de hecho (ver La UE demora la baja de aranceles al biodiesel).

La decisión —que lleva esos derechos a entre 4,5% y 10,0%, a los que debe añadirse el 5% general que se aplica a todas las importaciones de ese combustible— no goza precisamente de respaldo unánime dentro del bloque y, como era previsible, suscitó rechazo entre las asociaciones empresarias del sector. Esta misma semana, el Consejo Europeo del Biodiesel (EBB, por su nombre en inglés) anticipó que recurrirá la decisión de reducir “los derechos antidumping” y manifestó su preocupación por el impacto que tendrá en ese mercado (ver comunicado). Los productores de oleaginosas franceses y alemanes se pronunciaron en el mismo sentido.

A esa declaración de hostilidades se suma que el bloque modificó su postura respecto de los biocombustibles, según refiere la consultora Abeceb. “Europa apostó en la década pasada por los biocombustibles al considerarlos más sustentables que la gasolina y el diésel. Su consumo en la UE se multiplicó por diez entre 2003 y 2012. Pero en 2015 el Parlamento Europeo aprobó una legislación que obliga a una reducción gradual en el uso de agrocombustibles en el transporte, a un máximo permitido de 7% en 2021 y 3,8% de todo el combustible utilizado en 2030. El bloque consideró que el uso de alimentos para la producción de biocombustibles por su impacto en la deforestación y los cambios que producen en el uso del suelo acelera el cambio climático”, dice Abeceb.

De acuerdo con las cifras del INDEC, la producción argentina de biodiesel —obtenido mediante un proceso químico que permite separar la glicerina de las grasas o aceites vegetales, para su posterior destilación y purificación— ascendió a 2,7 millones de toneladas en 2016, de las que 61,2% fueron destinadas a la exportación. En tanto, durante el primer semestre de este año, la producción se incrementó en 22,5% sobre igual período de 2016, mientras los despachos al exterior lo hicieron en 24,4%.

Los números del Ministerio de Energía, ligeramente diferentes, consignan que la Argentina exportó casi 6,6 millones de toneladas desde agosto de 2012 a julio de este año, por un valor de 5.109,6 millones de dólares. El valor promedio por tonelada, que muestra fuertes variaciones según los mercados de destino, cayó de un máximo de casi 1.100 dólares en 2012 a un piso que está apenas por encima de 725 dólares este año.

Siempre según la misma fuente, las ventas al mercado europeo pasaron de representar 78,5% del total en agosto-diciembre de 2012, 43,8% en 2013 y 67,0% en 2014 a apenas 3,2% en 2015, para interrumpirse por completo al año siguiente. A la inversa, el papel de los Estados Unidos, que era absolutamente marginal en 2012, despuntó al año siguiente, cuando compensó las menores compras europeas, y se afirmó en 2015, en que sus adquisiciones se incrementaron 225,8% y su participación sobre el total llegó a 75,3%. Ya en 2016, absorbió un volumen récord, de casi 1,5 millón de toneladas, valuadas en 1.081,3 millones de dólares, mientras que hasta julio de este año fue prácticamente el único cliente para el biodiesel argentino, tras la significativa merma de las importaciones peruanas.

Esa escalada de los despachos a Estados Unidos no parecía destinada a persistir, a tono con los nuevos vientos que soplan bajo la presidencia de Donald Trump. El mes pasado, a instancias de la Junta Nacional de Biodiesel (NBB, por su nombre en inglés), ese país impuso un bloqueo de hecho al ingreso de biodiesel argentino al imponerle un arancel de 57,0%. Según explica Abeceb, el Departamento de Comercio y la Comisión de Comercio Internacional —que deberán expedirse de manera definitiva entre noviembre y diciembre— consideraron que se encuentran ante un caso de dumping “relacionado con el esquema de retenciones diferenciales, que hace que exista una muy escasa diferencia entre el precio de exportación del aceite de soja y del biodiesel argentino”.

Respecto de ese esquema, una nota aparecida esta semana en La Nación recuerda que el grano de soja tributa 30%, el aceite de soja —materia prima para la elaboración del biocombustible—, 27% y el biodiesel, 0,13%. Consigna también que, mientras analizan una propuesta argentina consistente en una limitación voluntaria de los volúmenes despachados a ese mercado, los funcionarios estadounidenses han recomendado revisar los derechos de exportación, sin que constituya todavía una contrapropuesta. “Para ellos, la industria aquí compra la soja más barata que en el resto del mundo”, dice una fuente consultada por el diario.

Publicado el 28-09-2017
Foto: Renova (planta de San Lorenzo).