ESTUDIO DE LA OCDE

Chile debe promover la innovación productiva

Según el organismo, es necesario reducir la dependencia de los recursos naturales y apostar al conocimiento. El escándalo suscitado por el Banco Mundial.

Chile debe promover la innovación productiva
Para la OCDE, Chile debe hacer actualizaciones en su modelo económico.

 

Chile debe actualizar su modelo económico para recoger los frutos de los cambios que tienen lugar a escala global, según la Revisión de la Política de Transformación Productiva (PTPR, por su nombre en inglés) publicada por la OCDE y presentada en Santiago con el auspicio de los ministerios de Economía y de Relaciones Exteriores y la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo).

El informe, que lleva por título Reaping the Benefits of New Frontiers (Cosechar los beneficios de nuevas fronteras), fue elaborado por el Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en colaboración con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

De acuerdo con el resumen divulgado por la OCDE, el estudio considera que Chile ha disfrutado desde los años 2000 de un crecimiento mayor y más estable que la mayoría de las demás economías de América latina “gracias a su sólida gestión macroeconómica, a la apertura del país a los mercados globales y a la estabilidad de la demanda de materias primas procedente de China”. Eso ha permitido incrementar los niveles de vida y el ingreso promedio, así como el acceso a mejores servicios e infraestructuras.

No obstante, dice la OCDE, la productividad permanece estancada desde principios de los años 90, algo que atribuye principalmente a la minería, donde la PTF (productividad total de los factores) ha venido disminuyendo a razón de 4,7% anual en los últimos 25 años. Dice también que, a pesar los avances, “la base de conocimiento y aprendizaje de Chile sigue siendo limitada” y que “las oportunidades económicas se concentran en un número reducido de actividades, regiones y empresas”.

Al respecto, precisa que la minería concentra más de 55% de las exportaciones y que 40% de los habitantes vive en la Región Metropolitana, donde se genera a su vez 48% del PIB. “Estos desequilibrios traban el progreso y limitan la innovación. Las grandes empresas desempeñan un papel dominante en la economía chilena, pero innovan menos que las de otros países de la OCDE. En concreto, esas empresas representan 73% del volumen de negocio nacional y 57% de la inversión total en investigación y desarrollo (I+D), mientras que en Alemania, por ejemplo, dichas empresas aportan la mitad de la facturación comercial y el 85% de la I+D empresarial”.

“Chile tiene potencial para sumarse a la próxima revolución de la producción. Ser una economía estable y abierta no bastará para sostener el desarrollo empresarial y responder a la creciente demanda por parte de los chilenos: una sociedad más inclusiva, próspera y respetuosa del medio ambiente. Una mentalidad empresarial favorable a la innovación y políticas específicas que faciliten el desarrollo de las empresas y fomenten el aprendizaje y la innovación serán cruciales para aprovechar la ocasión única que la coyuntura actual brinda a Chile”, dijo en la presentación Mario Pezzini, director del Centro de Desarrollo de la OCDE.

Por su parte, Mario Cimoli, secretario ejecutivo adjunto interino de la CEPAL, sostuvo que “se requieren políticas públicas activas para sostener el ciclo expansivo abierto con el repunte del crecimiento latinoamericano” y destacó la existencia en Chile de programas estratégicos para la diversificación.

Para la OCDE, la economía debe apostar más al conocimiento y reducir su dependencia de los recursos naturales. El documento detecta tres factores decisivos para el cambio a largo plazo:

Avanzar en la modernización de las instituciones públicas y la gobernanza para afrontar la mayor complejidad de las funciones que tendrá que desempeñar el gobierno en el futuro.

 Reforzar la capacidad de anticipación al nivel estratégico más alto, en la medida que “Chile carece de un espacio institucional para planificar y diseñar escenarios”.

 Adoptar un enfoque “geolocalizado” en la formulación de políticas, que permite a Chile seguir avanzando en su agenda regional para identificar nuevas fuentes de crecimiento que lo hagan más inclusivo.

Quizás en un contrapunto con la OCDE, la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) recuerda que en 2014 el Gobierno de Chile hizo pública la Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento y puso en marcha los Programas Estratégicos de Especialización Inteligente (PEEI), cuyo propósito final es “pasar de una economía basada en los recursos naturales a una basada en el conocimiento, donde las actividades económicas sean capaces de producir nuevos bienes y servicios, favoreciendo el desarrollo industrial y la generación de polos de innovación y emprendimiento regionales”.

En una entrevista con el diario argentino Página|12, Mario Hamuy, responsable del proyecto que promueve la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología en el vecino país, confió en que la Cámara de Diputados respalde el proyecto —que alcanzó una aprobación prácticamente unánime en el Senado— y que el presidente electo, Sebastián Piñera, “tenga el privilegio” de instalarlo en 2018.

Respecto de las cifras de inversión en investigación y desarrollo, que alcanza a 0,38% del PIB, consideró que deben ser puestas en perspectiva. “Hace una década estábamos en el 0,23 por ciento. Si bien estamos lejos de los números de los países de la OCDE, es importante destacar que nos ubicamos en una pendiente positiva. Hoy contamos con 10 mil investigadores activos cuando hace una década teníamos la mitad; hace diecisiete años no teníamos centros de investigación y en la actualidad hay cincuenta. Sin embargo, a pesar del crecimiento, todavía estamos lejos de lo que quisiéramos”, señaló Hamuy, asesor en Ciencia de la presidenta Michelle Bachelet.

En Chile, dos tercios de la inversión provienen del sector público y el resto del privado. Al respecto, comentó: “En las naciones de la OCDE las cifras se invierten. El principal problema es que la industria chilena es poco innovadora, lo que representa un tema cultural muy importante que debemos resolver. La academia está muy focalizada en los papers y en las publicaciones en revistas internacionales, mientras la industria privilegia la rentabilidad a partir de la explotación de los recursos naturales. Allí precisamente estriba una brecha clave que el ministerio de ciencia y tecnología deberá saldar”.

Tras haber vencido en segundo vuelta a su adversario de centroizquierda Alejandro Guillier, Piñera asumirá en marzo. A lo largo de 2018, según señala la agencia EFE, a su gobierno le tocará ratificar los acuerdos con Argentina e Indonesia, la ampliación del que Chile mantiene con China desde 2006 y la adecuación de los firmados con Canadá y la Unión Europea, todos ellos negociados durante 2017.

Según la Direcon, el país trasandino tiene 26 acuerdos comerciales con 64 mercados, que representan 64,1% de la población mundial y 86,3% del PIB global.

 

Un escándalo de proporciones

Aunque Chile está lejos de ser un outsider del sistema económico mundial y mantiene políticas de Estado en materia, por ejemplo, de apertura comercial, las revelaciones hechas al Wall Street Journal por Paul Romer, economista jefe del Banco Mundial, muestra que los organismos multilaterales mantienen persistentes preferencias y suelen apelar a recursos poco transparentes para forzar opciones que se ajusten a ellas.

En una entrevista con ese periódico estadounidense, Romer admitió que, “potencialmente por motivos políticos”, esa entidad había modificado los datos y la metodología del ranking Doing Business, una publicación del Banco Mundial, para mostrar que la competitividad de la economía chilena crecía en el gobierno de Piñera —que tuvo un primer mandato de 2010 a 2014— y caía bajo Bachelet.

“Quiero disculparme personalmente con Chile, y cualquier otro país donde hayamos transmitido una mala impresión”, dijo Romer, quien aseguró que esos indicadores serán recalculados.

“Esperamos que la corrección del índice sea rápida, pero el daño ya ha sido hecho”, declaró el ministro de Economía chileno, Jorge Rodríguez Grossi, que calificó al hecho como “un escándalo de proporciones” y “una inmoralidad pocas veces vista”.

El funcionario manifestó su expectativa de que “no vuelva nunca más a ocurrir que se manipulen estadísticas con objetivos políticos, y menos en un organismo internacional como es el Banco Mundial”.

 

Publicado el 13-01-2018
Foto: Gobierno de Chile (Palacio de La Moneda).


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