COMERCIO INTERNACIONAL

Aunque subsisten las diferencias, la reciente Reunión Ministerial aprobó un texto base en torno al complejo tema de la sobreexplotación y los subsidios.

“En 20 años de negociaciones, nunca habíamos estado tan cerca de llegar a un resultado, un resultado de gran calidad que contribuya a crear una economía azul sostenible”, aseguró la directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala, al concluir la Reunión Ministerial el pasado 15 de julio. En esta ocasión, pese a las fuertes diferencias entre los países miembros, se coincidió en un texto base de acuerdo sobre el polémico y complejo tema de la sobreexplotación pesquera y los subsidios a la pesca a nivel global.

De cara a la próxima Conferencia Ministerial de diciembre, más de un centenar de representantes de países se comprometieron a concluir en breve las negociaciones, sobre la base del texto acordado, que servirá de base hacia un futuro acuerdo definitivo. Desde el organismo multilateral, se mostraron confiados en cuanto a “las perspectivas” de lograrlo. En 2015, los líderes mundiales incluyeron la suscripción de un acuerdo sobre subvenciones a la pesca para 2020 en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y los ministros de Comercio reafirmaron esta promesa en 2017. Pero lo concreto es que las negociaciones sobre subvenciones a la pesca llevan casi dos décadas.

Se calcula que, cada año, los gobiernos entregan alrededor de 35.000 millones de dólares en subvenciones a la pesca, dos tercios de los cuales se destinan a las grandes empresas pesqueras. Gracias a estas subvenciones, navegan en los mares decenas de miles de buques que de lo contrario serían económicamente inviables.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que un tercio de las poblaciones mundiales de peces están sobreexplotadas y la mayor parte del resto de las especies están plenamente explotadas. Esa proporción representa un fuerte incremento respecto del 10% que se registraba en 1970 y del 27% alcanzado en 2000. El agotamiento de las poblaciones de peces pone en peligro la seguridad alimentaria de las comunidades costeras de bajos ingresos y los medios de subsistencia de los pescadores pobres y vulnerables, que deben alejarse cada vez más de la costa para conseguir capturas cada vez más reducidas.

En ese sentido, Okonjo-Iweala también destacó el acuerdo logrado “sobre la importancia de la seguridad alimentaria y de los medios de subsistencia de los pescadores artesanales en los países en desarrollo y los países menos adelantados”.

Una de las cuestiones más espinosas ha sido cómo hacer para otorgar un trato especial y diferenciado a los países en desarrollo y los menos adelantados, preservando al mismo tiempo el objetivo general de mejorar la sostenibilidad de los océanos. Los ojos están puestos sobre China.

“El mundo está observando. Las negociaciones sobre las subvenciones a la pesca son una prueba tanto para la credibilidad de la OMC como foro multilateral de negociación como para la capacidad del sistema de comercio de responder a los problemas mundiales comunes. Si esperamos otros 20 años, tal vez no quede ninguna pesca marítima que subvencionar, ni comunidades dedicadas a la pesca artesanal que apoyar”, afirmó.

Felipe Solá manifestó su preocupación por el estado de los ecosistemas
marinos y la operación sin control de las grandes flotas pesqueras

Argentina, uno de los países que sufre la pesca ilegal extranjera, especialmente desde países como China, Corea del Sur, Taiwán y España, estuvo representada en la reunión por el canciller Felipe Solá, quien ratificó el compromiso argentino para un acuerdo multilateral definitivo “que establezca prohibiciones específicas de subvenciones en relación con la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, las poblaciones de peces sobreexplotadas y aquellas subvenciones que afectan a la sobrecapacidad y a la sobrepesca”.

“El impacto fuertemente negativo que estos subsidios tienen en las pesquerías torna imperante alcanzar un acuerdo para eliminarlos. Gran parte de estos subsidios sostienen flotas que pescan en altamar, en particular en aguas distantes, y principalmente en las áreas adyacentes a las zonas económicas exclusivas, con consecuencias muy negativas para la sostenibilidad de los océanos, los mares, los recursos marinos y para el desarrollo del país afectado”, sostuvo el ministro argentino.

Solá, que además intervino en nombre del llamado grupo Six Lat, conformado por Argentina, Colombia, Costa Rica, Panamá, Perú y Uruguay —países que decidieron unirse hace ya más de cuatro años alrededor de este tema—, hizo “un llamamiento a todos aquellos a quienes les preocupa el estado actual de los ecosistemas marinos y la existencia de subvenciones a grandes flotas pesqueras que navegan y explotan sin control los mares y sus recursos” y resaltó que “la situación actual es el peor de los escenarios posibles”.

La Argentina, como país ribereño de amplio litoral marítimo, padece el accionar de grandes flotas que recorren amplias distancias gracias a los subsidios y perpetran prácticas no sostenibles, que derivan frecuentemente en pesca ilegal, con el consecuente impacto en la industria pesquera y los recursos.

Publicado el 23-07-2021
Fuentes: OMC y Cancillería / Fotos: FAO y Cancillería.