PANALPINA

Con la apertura de oficina propia en Río Grande, el operador de origen suizo exhibe su confianza en el porvenir de ese polo industrial. Tras el fenómeno de los celulares, la fabricación de tablets y notebooks abre nuevas perspectivas.

“Mientras muchos otros operadores pensaron que el incremento de impuestos para ciertos productos importados y la extensión de licencias no automáticas iban a impactar de manera negativa, nosotros lo tomamos como una oportunidad”. Esa visión, expresada en palabras de José Canales, gerente general de Panalpina en el país, ofreció argumentos para abrir una oficina propia en Río Grande, Tierra del Fuego, a fines del año pasado. Y la buena recepción de la iniciativa llevó a que la celebraran con sus clientes en un encuentro realizado a comienzos de mayo en esa ciudad, al que fue invitada terminalC.

Según las cifras del Censo, la provincia más austral de la Argentina tenía el año pasado 126.190 habitantes, de los que 66.171 vivían en Río Grande, uno de los tres centros urbanos de la isla junto a Ushuaia, la capital, y Tolhuin. Su tasa de masculinidad —que con 105,8 es la segunda más alta del país— habla a las claras del origen migratorio de su población, que se animó a desafiar los rigores del clima atraída por la posibilidad de una vida diferente y la promesa de puestos de trabajo bien remunerados que conllevaba la promoción industrial.

Ese régimen, que establece exenciones fiscales y franquicias arancelarias, tuvo sus flujos y reflujos, pero su revitalización en los últimos años permitió un fuerte incremento en la producción de electrónicos. Ahora, los fueguinos se entusiasman con la ampliación de esos beneficios al universo de notebooks, netbooks, módems y tablets, dispuesta por los decretos 916/10 y 39/11. Y esperan que se produzca un fenómeno parecido —aunque, desde luego, no de la misma magnitud— al que ya se verifica con la telefonía celular: en el primer cuatrimestre de este año, salieron de sus plantas 2,5 millones de equipos, casi tres veces más que en igual lapso de 2010.

El gobierno provincial estima que durante 2011 la producción fueguina abastecerá la totalidad de la demanda nacional de aires acondicionados y hornos de microondas, una proporción muy cercana en el rubro de los televisores LCD, casi tres cuartas partes de la correspondiente a monitores de computadoras y un tercio de los teléfonos celulares. Y destaca que, así como en los ’90 se perdieron alrededor de 5.000 puestos de trabajo, la ocupación en el sector industrial creció casi 47% en los últimos cuatro años.

Durante el ya mencionado encuentro, el propio Canales y el gerente comercial, Patricio Pranzetti, tuvieron a su cargo una presentación en la que refirieron que Panalpina, con medio millar de oficinas propias en 80 países y una nómina de 15.000 empleados, gestionó en todo el mundo durante el año pasado el transporte de 892.000 toneladas por vía aérea y 1.241.000 TEU por vía marítima, que le proporcionaron respectivamente 49% y 39% de sus ingresos netos, completados con 12% proveniente de operaciones logísticas. Detallaron también, de manera muy exhaustiva, las prestaciones a medida que la empresa puede ofrecer a sus clientes en la isla.

“El desarrollo de Tierra del Fuego es de vital importancia para el plan de crecimiento de Panalpina por los próximos años”, dijo posteriormente Canales a terminalC. Afirmó también que la comunicación con los clientes, los proveedores, las autoridades portuarias y del gobierno permite avizorar que “va a haber algo sustentable en este mercado” y que la empresa quiere “ser parte con el desarrollo de servicios específicos para sus necesidades”.

Tras referirse al porqué de la apuesta por Río Grande, destacó que tener una oficina y estar en contacto directo con los clientes les ha dado “la oportunidad de tener una ventaja sobre el resto de los competidores”. No obstante, agregó: “Eso no puede ser el final. Tenemos que seguir siendo innovadores y romper con los modos tradicionales. Hace un año y medio, hablábamos de un feeder o de tener parte de un avión para operar acá. Ahora que eso ya es realidad, estamos trabajando con Aerolíneas Argentinas para armar un proyecto con el que podamos unir Asia con Río Grande mediante un producto totalmente innovador. Y tratamos de mejorar los tiempos de tránsito. En lugar de traer la carga por la costa este de Sudamérica, como es habitual, queremos hacerlo por la costa oeste a través de Punta Arenas, algo que podría ahorrar 20 días”.

Canales precisó que el encuentro marca el cierre simbólico de la primera etapa y el comienzo de otra, más ambiciosa. “Hemos crecido orgánicamente y estamos teniendo una muy alta receptividad por parte de potenciales clientes, que venían trabajando directamente con navieras o con otros forwarders y que, a partir de nuestra presencia acá, nos están dando chances con embarques esporádicos”, apuntó.

Aunque el fuerte de Panalpina son actualmente los tráficos de importación hacia la isla, Pranzetti aludió a la intención de incursionar en la distribución de productos terminados. “La cadena de suministros no termina acá, porque el mercado de consumo no está en Tierra del Fuego. Como parte de la segunda etapa, estamos trabajando con proveedores para diseñar una logística que les permita a los clientes llegar de regreso al continente con los mismos niveles de eficiencia”, confirmó Canales.

Uno de los más entusiastas promotores de la movida fueguina es el director general para el Mercosur, Josef Zech, que viajó desde San Pablo para participar del acontecimiento. En Brasil, precisamente, funciona desde hace cuatro décadas la zona franca de Manaos, que ha dado impulso al desarrollo de las telecomunicaciones y la alta tecnología, dos industrias clave en las que se especializa Panalpina. “Tenemos una organización de cincuenta personas en Manaos y estamos haciendo con mucho éxito la logística para este tipo de clientes”, comentó Zech.

A su juicio, uno de los desafíos de Panalpina es brindar respuestas innovadoras a los clientes ante las dificultades que exhibe Tierra del Fuego en materia logística, entre las que se cuentan en primer lugar las limitaciones del puerto —que preocupan asimismo al gobierno provincial—, pero también los tiempos de tránsito y la falta de bodega en los aviones.

Zech observa puntos de contacto entre el caso de Manaos y el régimen promocional vigente en la isla, y juzga positiva la experiencia. Para afirmarla, argumentó, es esencial la continuidad: que las empresas estén convencidas de que no habrá marcha si asume otro gobierno, porque de lo contrario “tienen miedo de hacer la inversión”. Más allá de eso, se manifestó convencido respecto de la necesidad de avanzar hacia un segundo estadio: “no sólo ensamblar, sino también producir”.

“Hoy, todo viene de China o de algunas partes de Europa y sólo se ensamblan las partes. El segundo paso, que genera mucha más mano de obra, sería traer las fábricas. En Manaos, se hacen ciertas cosas que después van a las líneas de producción”, señaló. Para el ejecutivo, la Argentina y Brasil tienen que ser economías de producción. “Estados Unidos puede limitarse a comprar y vender, pero aquí necesitamos puestos de trabajo. Y por eso, creo que hay que montar esas fábricas. Importar no genera empleo. Tenemos que tener esa visión, el gobierno también, de que no vamos a cambiar si somos un país que sólo administra, que sólo tiene bancos, que sólo compra, vende y consume”, concluyó Zech.

Entre los clientes de Panalpina que concurrieron al encuentro, se encontraba Brighstar, una multinacional de origen estadounidense que en sus dos plantas de Río Grande, donde trabajan cerca de 700 personas, produce diariamente un promedio de 42.000 celulares para las firmas Motorola, LG y Samsung. En abril, y tras la apertura dispuesta por los referidos decretos, iniciaron el armado de tablets para esta última marca. Y ahora evalúan comenzar la fabricación de notebooks, una decisión que podría materializarse después de mitad de año. Entretanto, su responsable de Importaciones confirmó que han recibido la visita de ejecutivos de RIM, representantes de BlackBerry en el país, un producto que podría sumarse a su nómina.

Estuvo también Delphi, que hace una década se convirtió en accionista mayoritario de Famar, establecida desde 1983en Tierra del Fuego, donde emplea 250 personas de forma directa. Esta autopartista, especializada en autorradios, dispositivos electrónicos para aceite y módulos de control para motores, trabaja para General Motors, Fiat, Peugeot y, más recientemente, Mercedes Benz. Y exporta a Brasil, México, Estados Unidos y la Unión Europea. Aunque prefirió no adelantar detalles, dado que involucran negociaciones en curso, su gerente de Producción aseguró que tienen muy buenas perspectivas para los próximos dos años.