MODELOS DE DESARROLLO

El economista surcoreano Ha-Joon Chang advierte sobre los riesgos de apostar a las materias primas. Y desmitifica el discurso sobre el libre comercio.

“Brasil está experimentando una de las más grandes desindustrializaciones de la historia, en un período muy corto”, sostiene el surcoreano Ha-Joon Chang, economista de la Universidad de Cambridge, en una entrevista con la edición brasileña del diario español El País. Especialista en economía del desarrollo y uno de los referentes de la heterodoxia, Chang refuta el discurso establecido sobre el libre comercio, cuestiona las políticas de austeridad y advierte sobre los riesgos que implica la dependencia de las materias primas.

Durante la entrevista (publicada en portugués), el autor de Kicking Away the Ladder: Development Strategy in Historical Perspective (Patear la escalera: La estrategia del desarrollo en perspectiva histórica) rehúye el encasillamiento ideológico y se define como un “pragmatista”. Acude precisamente a la historia para señalar que la mayoría de los países hoy desarrollados —Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania, por ejemplo— apelaron al proteccionismo, los subsidios, las empresas estatales y el control de la inversión extranjera para volverse ricos y sólo entonces “adoptaron el libre comercio para sí y también como una imposición a otros Estados”.

Recuerda también que esos países crecieron sobre la base de defender su industria naciente, como la definió el estadounidense Alexander Hamilton: “De la misma manera que mandamos a nuestros niños a la escuela en lugar del trabajo cuando son pequeños, y los protegemos mientras crecen, los gobiernos de las economías emergentes tienen que proteger sus industrias hasta que crezcan y puedan competir con las industrias de países ricos”.

Chang dice que las recetas de austeridad “crearon resultados económicos desastrosos” y sostiene que invertir en ellas es contraproducente. “Las personas que defienden este tipo de política entienden que cuando usted tiene una gran deuda pública, una manera de reducir esa deuda es cortar los gastos del Gobierno a fin de reducir el déficit fiscal. Pero una manera mejor de reducir el déficit es hacer que la economía crezca más rápido”, afirma el economista y pone como ejemplo el caso de Gran Bretaña después de la Segunda Guerra Mundial. “Lo que es increíble es que esta política viene siendo usada varias veces, como en Brasil en las décadas de 1980 y 1990, y nunca funcionó. Albert Einstein solía decir que la definición de locura es hacer la misma cosa repetidamente y esperar resultados diferentes. El problema es que muchos economistas que defienden esas medidas, cuando su teoría no funciona, culpan a la realidad. Como si la teoría nunca estuviera equivocada”, apunta.

“Brasil está experimentando una de las más grandes desindustrializaciones de la historia, en un período muy corto”, plantea Chang para ilustrar los riesgos que enfrentan las economías que apuestan al desempeño de los commodities primarios, expuestas a una siempre desigual competencia con las que producen bienes manufacturados y privadas de “controlar su destino”.

Aunque admite cierto éxito en la agricultura, cree que Brasil es “uno de los países que parece estar volviendo en el tiempo en su desarrollo económico”, aunque, a diferencia de otros, podría lograr que las cosas sucedieran de otro modo mediante la “intervención del gobierno”.

“Sé que muchos economistas sostienen que no importa si usted está exportando soja o aviones, siempre y cuando esté haciendo dinero. En el corto plazo, esto puede incluso ser cierto. Pero a largo plazo, es muy malo para la economía. Además, las políticas macroeconómicas han sido muy malas para el sector industrial, especialmente la alta tasa de interés, una de las mayores del mundo”, dice Chang.

Respecto del caso coreano, refiere que “después de la crisis asiática de 1997” ese país “abrazó el neoliberalismo”, con el resultado de que “una economía que solía crecer un 6%, un 7%, un 8% hasta 1990, ahora está sufriendo para crecer un 3%”. A su juicio, esto obedece a que “los cambios que crearon líderes globales en el área industrial, automotriz y electrónica, también produjeron bajo crecimiento, falta de trabajo y no impidieron que estas industrias migrar a otros países”.

Sobre el final de la entrevista, dice que “Singapur es hoy el ejemplo más exitoso de un país con un desarrollo pragmático y no ideológico”. Al respecto, explica que, como suelen destacar The Wall Street Journal o The Economist, hay una política de libre comercio y buenas condiciones para el inversor extranjero, pero “lo que no se dice es que 90% de las tierras del país son propiedad del Gobierno; 85% de las casas son propiedad del gobierno; y 22% del PIB es producido por empresas públicas”.

“Ellos tienen un modelo pragmático de economía, que mezcla elementos del capitalismo de libre mercado y del socialismo. No son capitalistas ni socialistas. Son pragmatistas. Una de mis frases favoritas es de Deng Xiaoping, el ex líder chino: ‘No me importa si el gato es negro o blanco, mientras sea bueno para cazar ratones’. Eso es el pragmatismo”, concluye Chang.

Publicado el 19-01-2018
Foto: Wikipedia.